miércoles, 7 de julio de 2010

LAURA (MONÓLOGO-Historias de mujeres perfectas Cap 1-Maru García)

Laura es demasiado joven para estar en un sitio como este, lleno de profesionales de la comunicación y del marketing, que usan constantemente palabrejas en inglés, que ella, que tiene un buen nivel de idioma, ni siquiera entiende. A Laura lo que de verdad le apetece es estar en casa, en Pamplona con Iker y no aquí... Que sí, que ya sabe que necesita el trabajo, que pagan poco pero que es experiencia y como dice Susi: Si vamos a estudiar turismo, chica, pues hay que empezar haciendo esto ¿que no?
Ya, pero a Laura toda esta gente... ¡PUFF! El señor cincuentón que no se entera de dónde está la entrada, la dama boba que se queja porque le han puesto al revés la tarjeta de la acreditación, el chico que no tiene invitación y quiere pasar como sea, la dos señoras raras, raras que no hacen más que reírse...
-Mira que el mundo tiene gente extraña, pero ¿es que están todos aquí?, Si es muy fácil, yo sólo quiero estar con Iker, que mira que está guapo cuando se pone de blanco, y su pañuelo enrollado en la muñeca, en vez de al cuello y no sé como lo hace, pero pasa toda la noche y él impecable...de blanco, mi Iker.
-¡Señorita!... ¡SEÑORITAAA! por favor, que la llevo llamando hace tres horas, está sorda o es que se le ha ido la cabeza... Samuel Ledro Pina de Mark&ink.
Laura mira el ordenador intentando concentrarse:
-Perdone, pero por Samuel Lerdo no encuentro nada, ¿podría repetirme el nombre de su empresa?
-¡Es usted una mal educada! ¡Esta juventud!- dice el señor marchándose al otro mostrador.
¡Pues vale!
Laura sabe que ha hecho algo mal, pero no tiene muy claro el qué, ni realmente le importa. Se levanta con la excusa de ir al baño y se lleva el teléfono móvil escondido en el sujetador... como hacía la abuela Fernanda con el pañuelo. Juanjo Arbizu, que va a estudiar telecomunicaciones y sabe mucho, ya le ha dicho varias veces lo malísimo que es llevar el móvil pegado al cuerpo... pero ¡Juanjo tío, esto es una emergencia!
Encerrada en el baño sin tocar las paredes ni el water, Laura escribe un mensaje de amor desesperado y romántico, porque aunque el sitio no acompañe nada, el amor lo lleva ella dentro, a toda marcha y sin freno:
IKR AMR, TQM M M M Y SMPRE STARE CNTGO ;D MÑNA STARE EN PMPLN ALS 8. MILBSOS.
Bueno, a lo mejor no es romántico... pero admitamos que sí es desesperado y la verdad, aunque narrativamente hablando el mensaje no vale mucho, lo que cuenta es la intención,¿que no? (como diría Susi). Le da al botoncillo verde que hace el envío y espera un poco.
-Ahora está saliendo, ya va por Medinaceli, Tarazona... llegó- el corazón de Laura late a mil por hora, cuenta hasta 20 lentamente y luego sigue hasta llegar a 60 pero no recibe la respuesta inmediata que esperaba. el corazón se le desboca de angustia, pero él mismo no lo distingue porque segundos antes andaba desbocado por la emoción. Gracias a Dios para estos saltos están hechos los corazones jóvenes.
-¡Oiga! ¿va a salir ya?
- Sí, Sí, voy.

Laura vuelve a su puesto, pegadito el móvil a su piel, sin sonido pero con el vibrador activado. Hay un reloj enorme de diseño extravagante frente a la recepción, la aguja da la vuelta un par de veces y nada vibra en el pecho de Laura. Los latidos se transforman en un extraño dolor puntiagudo en la boca del estómago, no prueba el catering, no bebe agua, no se levanta más que para ir al baño a mirar su móvil y releer su mensaje, mirar si hay cobertura y comprobar la hora real y no la que marca el reloj raro que nadie entiende... y nada.
Las puertas del pabellón se cierran por fin y a Laura le flojean las piernas y las ideas:
-Le he dicho que le quiero, siempre lo hago y le he mandado besos y sí, le he dicho que siempre estaré con él, joder a lo mejor no tenía que haberle dicho eso, pero es que me ha salido, las prisas tía, las prisas. Pero por otra parte, es la verdad, lo que siento, me muero por pasar mi vida junto a él, me muero... ¿no puedo decírselo?
-Huy, tú estás echa polvo, pero si hemos estado todo el tiempo sentadas. Claro, no has comido nada... ya te dije que dejaras el régimen tía, que estás muy bien...
Y bla, blá, blá. Laura no escucha. Susi y una chica muy maja llamada parece ser que Ailina o algo así, consiguen llevarla hasta el metro, allí sentada mientras un amable conductor al que nunca verá la cara la lleva a casa, el móvil comienza a vibrarle en la mano...
-Pero ¿aquí hay cobertura? ¡HAY COBERTURA!
Laura ha vuelto del amarillo pálido a su color natural y con la misma rapidez vuelve al amarillo más blancuzco mientras abre más los ojos para releer el mensaje y siente la comida de ayer pugnando por salir disparada por su boca. Se tapa con la mano y casi ahoga un grito desgarrado y enormemente triste, el grito más triste que ninguno de los 3 presentes a esas horas en el vagón ha oído jamás.
Y llora. Llora sobre el móvil y sobre sus manos, moja el traje de chaqueta de azafata y el bolso que estrenó ayer. No busca un pañuelo de papel ni nada parecido porque le da igual estar moqueando todo a su alrededor, incluso la baba se le cae de la comisura de los labios porque los sollozos le impiden cerrar la boca y es que siente que se ha partido en dos por dentro, tan real es la sensación que tiene que mirarse para ver que no hay una grieta enorme que cruce su cuerpo de arriba abajo, pero ¡es tan intenso el dolor!
El mensaje de Iker es breve:
-mñana tspero a ls 10 n l br d nico tnems q hblar. mrta a vuelto.
Marta ha vuelto, y él... imbécil.
La Laura que acaba de morir en vida piensa que algo ha hecho mal... pero no tiene muy claro el qué. Y puede que no lo tenga nunca.
Porque ella no ha hecho nada mal, pero siempre tiende a pensar que todo es culpa suya porque las circunstancias no son circunstancias, sino que son satélites que giran a su alrededor.
A lo mejor es cosa de la edad.

1 comentario:

  1. Alberto Urrutialunes, julio 12, 2010

    Enhorabuena por tu blog, Maru. Hay madera, no lo dudes.Tienes la pluma fácil y ágil. Me ha resultado muy entretenido leerte, lo que no me suele ocurrir en gran parte de los blogs con pretensiones literarias que curioseo. Lo que sí te rogaría es que, cuando publiques una nueva entrada, me lo hagas saber con un e- mail, que soy muy olvidadizo.
    Un beso y a seguir, que, en tu caso, creo que merece holgadamente la pena.
    Alberto Urrutia.

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