jueves, 21 de octubre de 2010

EMILIA (MONÓLOGO-Historias de mujeres perfectas Cap 7-Maru García)



Su risa era tan bonita que me hubiera gustado poder meterla en un bote bien cerrado y usarla cuando me invadiera la tristeza.


Sus manos eran capaces de recrear imágenes maravillosas de cosas cotidianas, que al ser dibujadas por él daban la sensación de ser desconocidas y sorprendentes.


Sus ojos silenciosos, no dejaban ver demasiado de su interior, pero hacían temblar, arder o morir a su antojo.


Sus facciones eran tremendamente bellas en sus imperfecciones. La boca ligeramente fina en el labio superior, ese que se mordía a veces cuando estaba pensando en algo. La nariz delgada y recta con un toque femenino que mostraba hombría al llegar al final. Los ángulos marcados en la mandíbula y en los pómulos… como con descaro.

El descaro de un caradura. Guapísimo, pero caradura.


Lo mejor de todo, sin duda, su voz y su forma de moverse. Su tacto.


Placeres no olvidados de una juventud que parece incompleta sin sus besos.


Muchas bocas han sido y son selladas por sus versos besos. De palabra fácil y fluida, de lengua suelta y voraz, a una sola mención de su nombre la sangre hervía en todas y cada una de las femeninas venas circundantes. Que experiencia más apasionante, así se vive.

Otros cuellos disfrutaron sus manos, otros cuerpos se pasearon por su piel, otros.
No el mío.

Que injusto. Fuerte y sola. Con la pasión intacta y sin heridas a destacar.

Seguiré adelante.