lunes, 6 de junio de 2011

COMO LA MANZANA VERDE (MONÓLOGO-Maru García)

No se podía permitir este desorden.

Creía que era inmune, fuerte y que estaba por encima de todo esto, pero no.

Su corazón se acelera en su presencia como el de una niña, inmadura, verde como una manzana unida a su árbol por el tallo, sorbiendo la vida, incapaz de lanzarse al lecho de hojas y hierba. Pendiente del paso del tiempo que la hace crecer y la lleva inevitablemente al suelo, a la muerte. Esa dulce languidez acurrucada entre sus hermanas, sintiendo la punzada suave de la humedad que va entrando por su piel hasta llegarle al corazón y transforma muy despacio su carne tersa y firme en una masa oscura, blanda que va deshaciendo su forma hasta dejar su valor al descubierto.

Sus pepitas, el fruto de sus entrañas que alimentará con su propio cuerpo dando paso de nuevo a la vida, paseándose por la desaparición…

Ayer estaba dispuesta a vivir, a vivirlo… hoy tiene miedo. Qué cambiante es todo cuando se es una niña, como la manzana verde.

viernes, 4 de febrero de 2011

RAMÓN (MONÓLOGO-Maru García)


Sueño que me esperas sentada en una banco de la estación.
Miro la imagen y me recuerdas a una madre que acabara de perder a su unico hijo en la guerra y estuviera esperando el ataud.
Es tan triste tu gesto. Tus manos en el regazo cruzadas y sin vida, la cabeza gacha y los pies colocados ahí donde pudieron llegar cuando decidiste sentarte.
Me da tanta pena mirarte que quisiera cerrar los ojos pero, ya los tengo cerrados pues te estoy imaginando.
¿Tanto daño te he hecho? Tanto que te he convertido en eso.
Perdoname, no sabía, no quería, nunca imaginé... excepto ahora.
Qué ha hecho que de pronto pueda verte tal y cómo te he dejado después de tanto tiempo. No encuentro la forma de disculparme. Te hablo y no me miras, será porque sólo eres un sueño. Déjame que te abrace, deja tu cabeza en mi hombro y besaré tu pelo y me hundiré en tu perfume limpio que bien conozco.
Tocaré la piel suave de tus manos y les devolveré la vida.
No tenía derecho a robarte todo eso. No tenía ningún derecho.
Quién me dejó hacerlo. ¿Fuiste tú? No, tú qué sabías lo que estaba haciendo, sólo querías y ya está. Soy yo el culpable, permíteme tocarte y no volveré a hacerlo.